La ciudad de Innsbruck tiene unas vistas impresionantes a las montañas de más de 2.000 m de altura del Tirol. Allí, nos compramos en un tourist info la Innsbruck card para 24 horas (para visitar varios sitios a mejor precio que si compras individualmente las entradas) y visitamos su centro histórico donde está el Goldenes Dachl (el tejado de oro), que está decorado con casi 3.000 mosaicos de oro y fue construido por el emperador Maximiliano I.
En el centro, descubrimos por primera vez la tienda de cristales Swarovski. Es una compañia con sede en Zürich y con tiendas en muchos paises. Compramos unas pulseras y pendientes para regalar, ya que el precio era más barato que en España.
Cerca de Innsbruck se encuentra un parque tematico de los cristales de Swarovski pero no fuimos a verlo.
Nos moviamos con el tranvia, allí es impresionante ver como por la misma via van coches, autobuses, bicicletas y tranvias, con una fluidez total, (imaginaba el caos que sería eso en España). Lo que también me llamó la atención fue ver tanto trafico y tanta gente en la calle y el enorme silencio que había. Ni un claxón, ni una conversación mas alta que otra, gente en las terracitas tomando sus cervezas pero con un silencio exagerado, para los españoles, que siempre estamos o riendonos alto, o conversando en un tono alto, y los coches con la musica techno a todo volumen. Por eso alucinan cuando vienen los europeos a España.
Visitamos una fabrica de campanas muy chula donde te esplicaban todo el proceso de fabricación y también fuimos a la fábrica de cervezas Stiegl, donde después de la visita tienes con la entrada una degustación de 2 cervezas de 0,5 L y unas rosquilletas típicas (pretzel). ¡¡¡Muy ricas las cervezas austriacas!!!
Este era el camping Innsbruck Kranebitten, donde estabamos alojados. Muy limpio, silencioso y muy cerquita del centro. Dejabamos el coche en el camping e ibamos en autobus, (unos 12 minutos al centro).
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